En concepto, y por definición, paisaje es la parte de un territorio que puede ser observada desde un determinado lugar.
En este sentido la invasión que se produce sobre cualquier entorno natural supone la modificación casi definitiva del paisaje, POR MÍNIMA QUE SEA.
Esa modificación genera una situación de enfrentamiento entre dos realidades, la original y la ficticia creada por el hombre.
¿Y si esa realidad ficticia supera a la realidad?, se produce un desalojo, un olvido y se muestra entonces un nuevo paisaje.
¿Es este paisaje definitivo?
La mano del hombre actúa de forma cotidiana sobre paisajes, transformando el territorio en una nueva y reconocida estética donde el entorno pasa solo a servir de lienzo que alberga las huellas que terminan convirtiendo el origen en algo quizás definitivo.
Un nuevo Camino a seguir
El planteamiento de esta obra se realiza desde una visual que busca un resultado estético aunque la intención final coincide con un mensaje de demanda donde se apela a la responsabilidad de conservación, necesario para que el paso del hombre no sea una mera intuición, sino un hecho relevante en el devenir de los tiempos.
La luz tiene conciencia de si misma porque existe la oscuridad, el hombre se reconoce al encontrar entornos, ámbitos, paisajes que no han sido creados o ideados por él, pero si manipulados.

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